15 señales que tu cuerpo te está diciendo que bebes demasiado

Dr. Francisco Mearin Vicente

La resaca no es la única señal de que tu cuerpo está diciendo: «Eh, ¡tómatelo con calma con el alcohol!«

Para algunos de nosotros, media docena de copas durante una noche de fiesta aún no son suficientes para alterarnos. Y sí, puede que te sientas genial y con energía al despertarte, pero eso no significa que no hayas bebido demasiado la noche anterior.

tu cuerpo te está diciendo que bebes demasiado

En esta guía exploraremos 15 señales a corto y largo plazo de que estás bebiendo demasiado, incluyendo síntomas que no implican necesariamente una resaca.

¿Cuánto es demasiado?

Según los CDC, el consumo moderado de alcohol se define como dos bebidas estándar o menos al día para los hombres y una bebida o menos al día para las mujeres.

Mientras tanto, el consumo excesivo de alcohol se centra más en la rapidez y la cantidad que bebes de una sola vez. El CDC define consumo compulsivo de alcohol como el consumo de alcohol que eleva tu concentración de alcohol en sangre (alcoholemia) a 0,08% o más. Suele alcanzarse si consumes cinco o más bebidas estándar en una sola ocasión en el caso de los hombres, o cuatro o más bebidas en una sola ocasión en el caso de las mujeres. La recomendación habitual es atenerse a 1-2 bebidas por hora.

Si no eres consciente llevando la cuenta de las bebidas que has bebido, es fácil sobrepasar estos límites.

Controla lo que bebes

15 señales físicas de que bebes demasiado

Éstas son algunas señales de que tu cuerpo puede estar diciéndote que bajes un poco el ritmo de la bebida.

1. Cambios en tu piel

Beber demasiado alcohol suele ser una mala noticia para el cutis y la juventud de tu piel. El alcohol puede provocar deshidratación e inflamación de la piel, así como alterar tu ciclo de sueño. Por tanto, algunos de los posibles efectos del alcohol sobre tu piel son los siguientes:-

  • Piel y labios secos
  • Tez más apagada
  • Reducción de la elasticidad cutánea
  • Ojos hinchados o hinchados
  • Arrugas amplificadas, patas de gallo y ojeras.

Además, beber puede agravar ciertas afecciones cutáneas, como la psoriasis y la rosácea.

2. Moratones fáciles

Beber en exceso puede provocar hematomas y hemorragias con facilidad, y no sólo porque seas más propenso a caerte y golpearte contra las esquinas de la mesa cuando estás borracho.

Si notas con regularidad hematomas o hemorragias inexplicables, puede ser un signo de consumo excesivo de alcohol por dos razones: El alcohol puede dañar la médula ósea y reducir el recuento de plaquetas, lo que puede facilitar la aparición de hematomas. En segundo lugar, el alcohol es un vasodilatador que puede hacer que tus vasos sanguíneos se dilaten y se rompan más fácilmente ante un ligero golpe.

3. Aumento de peso

Estudios de investigación sobre el asociación entre el aumento de peso y el consumo de alcohol han arrojado resultados contradictorios. En otras palabras, el aumento de peso no es inevitable, pero aun así podrías inclinar la balanza hacia arriba por beber demasiado alcohol.

El alcohol puede provocar un aumento de peso por varias razones:-

Si has notado un aumento de peso constante, puede que haya llegado el momento de reflexionar sobre tus hábitos de consumo de alcohol.

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4. Pérdida de apetito y pérdida de peso

Esto puede parecer contradictorio con el punto anterior. Pero el consumo prolongado y excesivo de alcohol puede provocar una inflamación del hígado (hepatitis hepática). Los síntomas de esta enfermedad incluyen pérdida de apetito y de peso.

Además, los grandes bebedores suelen obtener la mayor parte de sus calorías del alcohol. El problema es que el alcohol es un manantial de calorías vacías, que son calorías con un valor nutricional mínimo. Por tanto, consumir alcohol como principal fuente de combustible te llevará a una mala nutrición y a perder peso.

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5. Hormigueo o sensación de entumecimiento

Beber demasiado alcohol puede provocar una sensación de hormigueo o entumecimiento en las piernas, pies o manos, lo que se conoce como neuropatía alcohólica. Es uno de los efectos secundarios más frecuentes del consumo prolongado de alcohol.

La neuropatía alcohólica puede atribuirse a dos mecanismos principales:-

  • El alcohol puede aumentar el estrés oxidativo y la inflamación, lo que daña los nervios.
  • El consumo crónico de alcohol puede provocar desnutrición, incluida la falta de vitaminas y nutrientes esenciales para mantener el funcionamiento de tu sistema nervioso.

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6. Ardor de estómago

La acidez estomacal, o reflujo ácido, es una afección en la que el ácido del estómago sube hacia la garganta, provocando una sensación de ardor en el pecho.

El alcohol es uno de los posibles culpables de la acidez, porque puede aumentar la producción de ácido estomacal. También puede relajar los músculos que van hacia tu estómago, aumentando la probabilidad de que se produzcan fugas de ácido estomacal.

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7. Problemas estomacales

El alcohol puede irritar y diluir la mucosa del estómago, provocando inflamación y gastritis alcohólica. Esta inflamación del revestimiento interno de tu estómago puede provocar síntomas como:-

  • Un dolor persistente y ardiente en el estómago
  • Eructos o hipo frecuentes
  • Sensación de mucha hinchazón, que puede empeorar después de comer
  • Pérdida de apetito
  • Dolor persistente en la parte superior del estómago, justo debajo de las costillas

En resumen, el alcohol puede aumentar el riesgo de sufrir gastritis y síntomas digestivos.

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8. Náuseas y vómitos

Si alguna vez has tenido que soportar una resaca, las náuseas y los vómitos suelen ser parte integrante de la experiencia. Aunque vomitar puede hacerte sentir miserable, es uno de los mecanismos de autodefensa de tu cuerpo para eliminar el exceso de toxinas del alcohol consumido.

Dejar el alcohol bruscamente tras un consumo excesivo prolongado también puede provocar el síndrome de abstinencia alcohólica, que suele manifestarse con síntomas como náuseas y vómitos.

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9. Dolores de cabeza

Un dolor de cabeza punzante suele ser un gran signo revelador de que te has inyectado demasiado.

Como el alcohol es un potente diurético, puede deshidratarte rápidamente, provocando los síntomas característicos de la resaca, incluido un dolor de cabeza punzante. Reseñas de investigación también han señalado al alcohol como culpable de desencadenar ataques de migraña.

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10. Fatiga y falta de energía

¿Ese «bajón» te afecta mucho después de una noche de copas?

El alcohol puede privarte de la energía y la concentración mental que necesitas para seguir adelante al día siguiente. También puedes sentirte perezoso, atontado y fácilmente irritable, debido principalmente a la interrupción del sueño o a los bajos niveles de azúcar en sangre.

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11. Dormir mal

Aunque el alcohol te lleva más rápidamente a la tierra de los sueños, es muy probable que tomar demasiado te lleve a pasar la noche dando vueltas en la cama cuando desaparezcan sus efectos sedantes.

El alcohol suprime el movimiento ocular rápido, o sueño REM, que es una fase esencial y reparadora del sueño que tu cuerpo necesita. Y como el alcohol es diurético, probablemente irás al baño con más frecuencia por la noche, lo que puede dificultar considerablemente el sueño.

Por lo tanto, beber antes de acostarte puede causar trastornos del sueño más adelante en tu ciclo de sueño y provocar síntomas de insomnio con el tiempo.

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12. Enfermar más a menudo

El alcohol puede alterar el funcionamiento de tus células inmunitarias. Además, las investigaciones han demostrado que el alcohol puede alterar la composición de los microorganismos útiles en tu intestino. Estos organismos desempeñan un papel crucial en el funcionamiento de tu intestino y de tu sistema inmunitario.

Por tanto, beber alcohol dificulta que tu sistema inmunitario se prepare y monte una respuesta de defensa contra los patógenos y virus invasores. Como resultado, puedes coger resfriados e infecciones más a menudo.

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13. Sudores nocturnos

¿Te has despertado alguna vez en un charco de tu propio sudor? Pues bien, la ingesta de alcohol puede provocar sudores nocturnos al acelerar tu ritmo cardiaco y ensanchar tus vasos sanguíneos, desencadenando la liberación de sudor.

Algunas personas también pueden experimentar sudores nocturnos debido al síndrome de abstinencia o a la intolerancia al alcohol.

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14. Amarilleamiento de la piel y los ojos

El consumo excesivo y crónico de alcohol puede causar hepatitis alcohólica, que es la inflamación del hígado. Un signo frecuente de la hepatitis alcohólica es la ictericia, en la que la piel y el blanco de los ojos se ven amarillentos.

La ictericia alcohólica suele aparecer en las fases progresivas y finales de la enfermedad hepática. Por lo tanto, es crucial que busques consejo médico profesional si notas estos síntomas.

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15. Caída del cabello

Aunque no existe una relación directa entre el alcohol y la caída del cabello, el consumo excesivo de alcohol puede provocar otros problemas que adelgacen tus mechones.

Por ejemplo, el consumo excesivo de alcohol puede dificultar la absorción de nutrientes cruciales en tu organismo, algunos de los cuales intervienen en el mantenimiento de un pelo grueso y sano. El alcohol también puede aumentar el riesgo de desequilibrios hormonales, como anomalías de la hormona tiroideay los problemas tiroideos a largo plazo pueden aumentar la caída de pelo en el cuero cabelludo.

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Cómo beber de forma consciente ayuda a mejorar tu bienestar físico

Si has notado alguno de los síntomas anteriores, puedes plantearte dejar de beber para mejorar tu salud.

Sin embargo, dejar el alcohol de inmediato no es sostenible ni deseable para la mayoría de la gente. Al fin y al cabo, los estudios han demostrado que casi el 50% de los adultos desean reducir su consumo sin renunciar al alcohol por completo.

El consumo consciente ofrece ese punto intermedio en el que mejorarás proactivamente tus hábitos de consumo sin ninguna presión para dejarlo. Se centra en ser más consciente y reflexivo sobre cuánto, con qué frecuencia y por qué bebes. Como resultado, dormirás mejor, mejorarás tu estado de ánimo y tu energía, y tendrás menos problemas de bienestar.

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